
Título original: The Killing Room
Año: 2009
Duración: 93 min.
País: EEUU
Director: Jonathan Liebesman
Guión: Gus Krieger, Anne Peacock
Música: Brian Tyler
Fotografía: Lucas Ettlin
Reparto: Timothy Hutton, Peter Stormare, Chloe Sevigny, Nick Cannon, Shea Whigham
Sinopsis:
Cuatro personas se ofrecen voluntarias para participar en un experimento psicológico. La tarea parece sencilla: tras un tiempo de rellenar cuestionarios dentro de una sala aislada y colaborar en lo que les propongan, cobrarán doscientos cincuenta dólares. El problema viene cuando empiezan a darse cuenta de que el “experimento” puede amenazar su cordura, y lo que es peor, sus propias vidas.
El planteamiento resulta muy interesante porque juega con una de las claves de la narrativa: ponemos a unos personajes en un aprieto (a ser posible importante) y vemos lo que hacen para salir del atolladero.
Ya en los títulos de crédito se nos indica que la CIA realizó experimentos en el pasado con seres humanos y que la Comisión Rockefeller dictaminó el fin de los mismos, al menos de forma oficial. Ese es el contexto en el que se enmarca la película.

La historia se desarrolla en dos planos; por un lado, los protagonistas que están dentro de la habitación, enfrentándose a preguntas que deberán responder correctamente para evitar ser “eliminados” y por otro, los observadores, entre los que destacamos al responsable del programa MK Ultra apodado “Madre” y una joven agente de la NSA especialista en lenguaje no verbal, que está recibiendo una especie de formación.
El espectador toma partido por los personajes encerrados, pero también observa y siente con los ojos de la joven analista. Finalmente se plantea el dilema moral de si el fin justifica los medios y también una reflexión, al hilo de lo que sucede en la película, sobre la permisividad con las injusticias que suceden a nuestro alrededor. ¿Hay que implicarse y luchar contra ellas? ¿O simplemente mirar hacia otro lado?
The Killing Room nos mantendrá pegados al asiento hasta el final, a la espera de ver lo que ocurre. A la conclusión, toca pararse y pensar. La historia no te dejará indiferente. Si te gusta la tensión opresiva con trasfondo, esta es tu película.
